Que ver cerca de Cala Comte, Ibiza
Imagina esto: el sol derramándose sobre aguas turquesas, un horizonte salpicado de pequeñas islas, y la promesa de uno de los mejores atardeceres de tu vida. Así es Cala Comte, una de las playas más impresionantes de Ibiza. Pero la verdadera magia de esta costa va más allá de su arena blanca. Aquí tienes tres planes para disfrutar al máximo de este rincón único.
Cierra el día en un chiringuito con una copa de vino local y, si te queda energía, quédate para otro atardecer de película.
Cala Comte no es solo una playa, es el epicentro de aventuras y momentos que quedan grabados en la memoria.
Ya sea relajándote en la arena, explorando en kayak o perdiéndote entre las maravillas naturales de Ibiza, hay un plan perfecto para cada tipo de viajero. Y lo mejor de todo es que siempre terminarás con el mismo telón de fondo: un atardecer dorado que te recordará lo afortunado que eres de estar en la isla blanca.
Sol, mar y atardecer en Cala Comte, Cala Escondida y Sunset Ashram
Pocas cosas en el mundo se comparan con la sensación de hundir los pies en la arena de Cala Comte mientras las olas te saludan suavemente. Desde temprano, asegúrate un lugar en la playa, coloca tu sombrilla y prepárate para un día de desconexión total.
¿Te gusta explorar? Pasa por Cala Escondida, una cala diminuta y poco concurrida, escondida detrás de las rocas, donde el Mediterráneo brilla con fuerza. Después de un buen chapuzón, es hora de comer.
Para la comida, Sunset Ashram es el lugar perfecto. Con su ambiente bohemio y sus platos de fusión mediterránea y asiática, te verás tentado a quedarte más tiempo del previsto. Pero hazlo. La recompensa es uno de los atardeceres más icónicos de Ibiza, donde el cielo estalla en una paleta de colores que te hará olvidar todo.
Remando hacia Es Bosc y Sa Conillera
Si lo tuyo es la aventura, entonces cambia la toalla por un kayak. Partiendo desde Cala Comte, puedes remar entre las islas Es Bosc y Sa Conillera, pequeñas joyas que parecen haber sido colocadas allí por algún dios caprichoso.
La excursión suele durar entre una y dos horas, suficiente para sentirte como un verdadero explorador, y aún así regresar a tiempo para una tarde relajada.
El plan es sencillo: remar despacio, disfrutar del silencio, y dejarte sorprender por calas escondidas y cuevas que se abren ante tus ojos como secretos bien guardados. El agua es tan clara que te parecerá estar volando sobre el fondo marino.
Camino y senderismo hasta Ses Salines
A tan solo media hora en coche de Cala Comte, encontrarás el Parque Natural de Ses Salines, un santuario para la fauna ibicenca y un espectáculo visual en cualquier estación del año.
Por la mañana, camina entre las lagunas de sal y observa a los flamencos mientras pasean con su elegancia innata. Si estás de suerte, podrías ver cómo el paisaje se transforma con los cambios de luz, pasando de tonos dorados a rosados al atardecer.
Por la tarde, escápate a las playas cercanas, como Cala Bassa o la mítica Playa de Ses Salines. Estas playas, con sus arenas blancas y aguas poco profundas, ofrecen el escenario perfecto para un descanso tras la caminata.
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